La Revolución de Febrero: Turbulencia Social y la Caída del Zarismo en Rusia
1917 fue un año crucial para Rusia. Las tensiones sociales, económicas y políticas habían estado cociéndose a fuego lento durante décadas, llegando finalmente a un punto de ebullición. La Primera Guerra Mundial, que inicialmente parecía una oportunidad para unir al país, se convirtió en una pesadilla, agotando los recursos y generando un descontento generalizado entre la población.
El zar Nicolás II, aferrado a su poder autocrático, no tenía capacidad para responder a las demandas populares de reformas. La escasez de alimentos, la inflación descontrolada y el alto costo humano de la guerra alimentaban el descontento en las ciudades. Los soldados, muchos de los cuales eran campesinos reclutados por la fuerza, también estaban cansados del conflicto interminable.
El detonante final llegó a principios de marzo de 1917, con manifestaciones en Petrogrado (entonces San Petersburgo), la capital del Imperio Ruso. Las mujeres, quienes tradicionalmente lideraban las protestas por el alto precio de los alimentos, iniciaron una marcha que rápidamente se convirtió en una revuelta popular. Los trabajadores se unieron a la protesta, exigiendo mejoras en sus condiciones laborales y un fin a la guerra.
La respuesta del gobierno fue inicialmente represiva, pero la policía y el ejército estaban divididos y muchos soldados se negaron a disparar contra los manifestantes. El zar Nicolás II, desconectado de la realidad, no comprendió la gravedad de la situación hasta que era demasiado tarde.
El Zar Abdica: Un Fin Abrupto
La revolución tomó un giro inesperado cuando el zar, presionado por las élites y la Duma (el parlamento ruso), finalmente abdicó el 15 de marzo de 1917. La dinastía Romanov, que había gobernado Rusia durante más de tres siglos, llegó a su fin.
Un gobierno provisional, compuesto por miembros de la Duma, asumió el poder. Su objetivo era mantener la unidad del país, continuar con la guerra contra Alemania y promover reformas democráticas. Sin embargo, las promesas del gobierno provisional no lograron satisfacer las expectativas de un pueblo hambriento de cambio radical. Los soviets (consejos de trabajadores y soldados) se convirtieron en los verdaderos centros de poder, desafiando la autoridad del gobierno provisional.
La Revolución de Octubre: Un Cambio Radical
Mientras el gobierno provisional luchaba por mantener el control, un nuevo grupo político ascendía rápidamente al poder: los bolcheviques, liderados por Vladimir Lenin. Los bolcheviques, inspirados en las ideas marxistas, prometieron “paz, pan y tierra” a una población desesperada.
Partido | Posición | Principales Líderes |
---|---|---|
Bolcheviques | Izquierdistas radicales | Vladimir Lenin, León Trotsky |
Mencheviques | Socialistas moderados | Julius Martov |
Socialrevolucionarios | Abogaban por una reforma agraria | Viktor Chernov |
La Revolución de Octubre, en noviembre de 1917 (otoño en el calendario juliano ruso), fue un golpe de estado planificado cuidadosamente. Los bolcheviques tomaron control de los principales puntos estratégicos de Petrogrado, incluyendo estaciones de radio y bancos, y se enfrentaron a poca resistencia. El gobierno provisional, debilitado por la falta de apoyo popular, colapsó rápidamente.
Los bolcheviques, ahora bajo el nombre de Partido Comunista, iniciaron una serie de reformas radicales: nacionalizaron las industrias, confiscaron tierras a los terratenientes y firmaron un tratado de paz con Alemania, retirándose de la Primera Guerra Mundial. La Revolución de Octubre marcó el inicio del primer estado comunista en la historia mundial: la Unión Soviética.
Legado Complejo
La Revolución de Febrero y la Revolución de Octubre fueron eventos que transformaron fundamentalmente Rusia y tuvieron un impacto global profundo. Abrieron camino a la creación de la Unión Soviética, un gigante ideológico que desafió al mundo occidental durante gran parte del siglo XX.
Sin embargo, el legado de las revoluciones rusas es complejo. Si bien lograron derrocar al zarismo y promover reformas sociales, también dieron paso a una dictadura comunista brutal bajo el liderazgo de Stalin.
La Revolución Rusa continúa siendo objeto de debate entre historiadores. Algunos la ven como un avance hacia la igualdad social, mientras que otros la critican por su violencia y represión. Pero sin duda alguna, las revoluciones de 1917 dejaron una huella imborrable en la historia del mundo.